Y es que ella no sabe lo que es el amor,
sólo sabe de golpes y desolcación,
en su cara refleja la pena y el dolor,
y es que ella, ella...
No conoce aquel hombre que un día la enamoró.
Duele más el sufrimiento que cualquier moratón,
se refugia en su alma de cualquier chaparrón,
y es que ella, ella...
Y en tu cocina,
tan prisionera de tu casa en la cocina,
donde los días pasarán como rutina,
donde su siesta es la paz de tu armonía.
Y en tu ventana,
gritas al cielo pero lo dices callada,
no vaya a ser que se despierte el que maltrata,
cada sentido y cada gesto de tu alma.
Lo que daría yo por cambiar su temor
por una estrella donde sin golpes viviera ella sola.
Lo que daría yo por parar su reloj
en madrugada, pa que durmiera tranquila y sola.
De verse sola perdida en el infierno,
con lo calentito que se está en el invierno,
pero prefiere mil veces su sueño,
antes de verse sola en sus adentros.
Y en tu cocina,
tan prisionera de tu casa en la cocina,
donde los días pasarán como rutina,
donde su siesta es la paz de tu armonía.
Y en tu ventana,
gritas al cielo pero lo dices callada,
no vaya a ser que se despierte el que maltrata,
cada sentido y cada gesto de tu alma.
Lo que daría yo por cambiar su temor
por una estrella donde sin golpes viviera ella sola.
Lo que daría yo por parar su reloj
en madrugada, pa que durmiera tranquila y sola.
Lo que daría yo por cambiar su temor
por una estrella donde sin golpes viviera ella sola.
Lo que daría yo por parar su reloj
en madrugada, pa que durmiera tranquila y sola.