Las tinieblas parecen no dispersarse jamás
que el mundo y Dios en mi contra están
mi corazón grita desesperado,
desgarrándome, lastimándome cada vez más.
Respiro y no me alcanza,
y tengo la necesidad de que algo
ocupe ese espacio vacío
y me haga sentir que aún valgo.
La voluntad no me obedece
y la oscuridad se apodera de mi pensamiento
mi grito se estremeció en el aire
transformándose en un áspero lamento.
Tan desolado y amargo se me presenta el camino
con tantas lágrimas derramadas por la muerte
que a ricos y humildes lleva
y que algún día pasará por mí.
Tal vez es propio del hombre buscar a todo una explicación,
que: <es el destino>, que <ya no sufre>
pero solo quien lo padece
sabe como se siente el dolor
Pero también sé que el tiempo
cicatrizará las heridas
aunque las marcas queden en el recuerdo
hasta el fin de mis días.