Te vi llegar
y sentí la presencia de un ser desconocido.
Te vi llegar
y sentí lo que nunca, jamás había sentido.
Te quisé amar
y tu amor no era fuego, no era lumbre.
Las distancias apartan las ciudades,
las ciudades destruyen las costumbres.
Te dije adiós
y pediste que nunca, que nunca te olvidará.
Te dije adiós
y sentí, de tu amor otra vez, otra vez la fuerza extraña.
Y mi alma completa se me lleno de frío
y mi cuerpo entero se me cubrió de hielo
y estuve a punto de cambiar tu mundo
de cambiar tu mundo...
por el mundo mío...