Salí al balcón una tarde y la descubrí,
tomando el sol relajada en su jardín,
era la cosa más linda que nunca vi,
ese regalo que nunca me merecí...
Me saludó con la mano y se volvió a dormir,
me dedicó una sonrisa y la sonreí...
Cada tarde al balcón yo volví a salir,
y ella dormida volvía a sonreir,
se parecía a una flaca que conocí,
era la chica que en sueños me hacía feliz...
Y aquel verano pedí que no tuviera fin,
y le escribí una carta que no le di,
desde entonces nada es igual para mí...
¡Hola vecina! No creo que te acuerdes de mí,
soy ese chico que ves desde tu jardín,
sólo quería algún día invitarte a salir,
brindar por ese momento en que te conocí...
Y agradecerte el haberme hecho tan feliz,
este verano que espero no tenga fin.
Gracias por tomar el sol para mí...
Gracias por tomar el sol para mí...
Gracias por tomar el sol para mí...
Ohhh, vecina...
Gracias por...
Gracias por...
Gracias por tomar el sol para mí...