Alguien dijo quiero cantar mi canción preferida
que por los sembrados de arroz aprendí de memoria,
en horas de desaliento, cuando más duele la herida,
entre montañas de arados y falta de semillas.
Campesinos y estudiantes tiran de esa cortina
Y a lo lejos se distinguen hilos de luz y plata
bañando la piel desnuda detrás de la neblina
donde se esconde la noche afilando su espada.
Y en la aurora de los poetas libres
oí cantar al este del Edén,
almendros y laurel,
te vi volver al Este del Edén.
Alguien dijo puedo volar, tengo alas de verdad,
me crecieron en la celda entre muros de hielo,
cuando la llave dio vueltas dentro de mi soledad,
me llegó una escalera caída del cielo.
Y en la aurora de los poetas libres oí cantar al este del Edén,
almendros y laurel, te vi volver al Este del Edén.
Vi volver otras sonrisas más felices que nunca,
con lo que creí perdido bajo el peso del metal,
más allá del horizonte sé que espera tu boca
a mis labios agrietados por caminos de sal.
En la aurora de los poetas libres
oí cantar al este del Edén,
almendros y laurel, te vi volver al este del Edén,
al este del Edén, al este del Edén...